Los españoles e hispanohablantes vienen preocupándose en los últimos tiempos por la sospecha de que algún complot internacional les dejará algún día sin la ñ (nasal palatal), letra que, a pesar de derivarse de una abreviatura (nn), ellos entienden como parte substancial de su alfabeto.
Esos mismos hablantes vienen mostrando una absoluta despreocupación por lo que respecta a las siguientes grafías propias de la lengua española:
Á á
É é
Í í
Ó ó
Ú ú
Ü ü
Es cierto que muchos españoles no aprenden a manejar las letras con tilde hasta los últimos años de su enseñanza obligatoria, pero, en cambio, muchos de ellos aprenden el uso de la Ü al mismo tiempo que aprenden el alfabeto, es decir, en el mismo momento en que aprenden el uso de la ñ.
A pesar de esto, la letra Ü no es reconocida por muchos de los organismos dependientes del gobierno de la nación, autoridad preocupada por el uso de la Ñ.
El juego ASCII de 7 bits no poseía caracteres con tildes ni ü, porque los diseñadores de la IRV (versión) española no habían previsto sino el
símbolo "Pta" (usado sólo en cajas registradoras, pues puede ser producido
con letras), la apertura de exclamación e interrogación, la eñe, la tilde de
la eñe (¿para qué, si había ya eñe?) el signo de cierre de llave (pero no el
de apertura) y símbolos de acento agudo, acento grave, acento circunflejo y
diéresis diseñados para su uso como sobreimpresiones, impidiendo su uso en
pantalla, lo que posiblemente condujo a que la Agencia Tributaria del Reino de España no acepte la ü ni las letras acentuadas en sus formularios electrónicos, ni las imprima en las etiquetas fiscales, aunque se le envíe la corrección.
A la vez, el mismo ciudadano puede tener estas letras en sus cédulas de identidad, lo que en principio conduce a impedir que este ciudadano, como tal, pague sus impuestos (pero no evita la persecución legal). En efecto: a efectos legales, la ü sí existe: para restaurarla a una cédula de identidad hay que mostrar la prueba de que en la filiación existía tal signo.
La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, responsable de la alfabetización de los niños en mi zona de residencia, tampoco permite la introducción de diéresis o acentos en sus formularios electrónicos.
Es cierto que en el pasado los conjuntos de símbolos usados por unos y otros ordenadores cambiaban, a veces hasta el punto de verse un símbolo en pantalla y presentarse otro en una impresora mal configurada.
Pero ahora vivimos en un mundo WYSIWYG. Casi todos los ordenadores presentan correctamente no sólo el carácter que producirá la impresora, sino su tamaño y localización en la página.
Ahora vivimos en un mundo UNICODE. Cualquier persona, con su ordenador, puede producir caracteres de prácticamente la totalidad de lenguas vivas y muertas del mundo, desde el Anglosajón al Coreano.
Los sistemas basados en Windows tienden precisamente al Unicode, y las Administraciones Públicas destinan sus aplicaciones al entorno Windows. Sin embargo, usan esta facilidad para incluir grafismos meramente motivantes, y no para escribir, por una vez, correctamente.
Cada vez que en una página pública veo una Ñ resaltada, me dan ganas de cambiar de nacionalidad. Pues me parece una gran hipocresía defender sólo uno de los elementos del alfabeto español, cuando se está olvidando sistemáticamente el resto de él.
Por todo ello, creo que ya pasaron los tiempos de reivindicar la eñe.
Español se puede escribir Espanyol, como el equipo de fútbol, o Espannol,
como la ñ indica, o Espagnol, a la francesa... Pero no hay en nuestra
lengua, a menos que adoptemos la grafía italiana gh para lo que hoy
escribimos gu, ninguna manera de representar la ü, a excepción de escribir
una U y colocar sobre ella nuestra querida diéresis. No, a menos que
utilicemos una letra inútil, la W, para este propósito.
Gritad conmigo: "¡El español es más que una eñe!", y removed toda esa
pila de presuntos amantes de la lengua española que no saben si deben o no
escribir con tilde sus apellidos.